JUANITO VAREA
 

 

ENTREVISTA A JUANITO VAREA
 

¿Cómo es posible que un valenciano como usted haya vivido tan intensamente el flamenco e incluso, tenga todo un nombre cantaor?
Bueno, yo nací en Burriana, provincia de Castellón, y no tengo ascendencia andaluza ni cantaora en mi familia. Mi padre sí, era aficionado y cantaba en las tabernas con sus amigos. La verdad es que en mi pueblo se cantaba poco, y entonces mucho menos, y yo no sé por qué me interesó el cante. Cuando tenía nueve o diez años, no recuerdo bien, me fuí con mis padres a Barcelona, donde empecé a escuchar un poquito más y a los quince o dieciséis comencé a hacer algunas cositas de cante en los teatros que, como tú sabes, era donde entonces se hacía algo. Y claro, ya seguí trabajando en esto hasta ahora, que tengo setenta y tres años.
¿Cuéntenos algo de su vida profesional?.
¿y qué voy a decir? Pues nada. Siempre para un lado y para otro con compañías y troupes cantando.  Grabé varios discos de pizarra por el año treinta en Barcelona, creo. Lo que pasa es que con mi edad no me acuerdo de muchas cosas, ni qué cantes impresioné; pero he grabado bastantes en Columbia, que fue el primer sitio, en Hispavox, en Belter. Lo que sí me acuerdo es que las primeras grabaciones las hice con Miguell Borrull y, luego, con el Niño Ricardo.  Luego llegó la guerra que, como toda mi vida, la pasé en Madrid. Por aquella época el cante bajó mucho, dadas las circunstancias. Como de noche no se podía cantar , cantábamos por la tarde. Me acuerdo que cantaba en el teatro «La Latina», con El Americano, Pastora Imperio, etc. Como puedes suponer, fue una época muy mala para el cante. También, después de cantar en el auténtico Villa Rosa, nos íbamos al de la Ciudad Lineal, que era un teatro al aire libre. Y después de la guerra, en troupes flamencas por toda España. Por aquel tiempo estaba la de «Los Peines», antes estaba Vedrines, que era un buen empresario, y otras que ahora no recuerdo. También yo fui empresario en algunas ocasiones y un par de veces con Canalejas como socio, que íbamos a medias en el negocio y la verdad, sacábamos para vivir. Canalejas de Puerto Real tenía una rubia, una furgoneta, que, en alguna ocasión, cuando no éramos socios, me la alquilaba para que yo llevara a los artistas. También estuve con las compañías de Marchena y Juanito Valderrama.
¿Puesto que menciona a Canalejas, Marchena y Valderrama, ¿qué opinión le merecen estos artistas?
Todo lo que hacía Canalejas me gustaba mucho. Hacía muy bien las fiestas y otros cantes. Siempre hacía las bulerías. Nos conocimos en Valencia, él entonces actuaba en un tablao que tenía Miguel Borrull. También coincidí muchísimas veces con Marchena y también, con Juanito Valderrama y hasta no hace muchos años, he estado con él. Juanito ha cantado muy bien y es un artista que conoce muy bien el cante; ten en cuenta que Juan ha cantado mucho y lo ha vivido de cerca y como yo, desde niño. Figúrate si conoce el cante... mira, yo creo en eso que dicen de las voces; cuando una cosa se hace bien y se siente da igual una voz que otra. Si es una voz flamenca, buena y bonita, ¡claro!, es mucho mejor.
¿Sigamos con su biografía, después vino «Zambra»?...
En Zambra estuve actuando casi veinte años; claro que en verano no, porque en verano salíamos con alguna troupe, estábamos un mes o dos trabajando, y luego volvíamos a Zambra. Mira que han pasado artistas por Zambra, pues todos nos llevábamos bien.
¿Cómo es que actuando usted en Zambra y siendo tan amigo de Perico del Lunar -por cierto, usted es padrino de su hijo Pedro, el tocaor- no llegase a grabar en la famosa Antología de Hispavox?
Yo desconozco que esa antología tuviera tanto éxito, me alegro... bueno, como era la casa Hispavox, no intervine porque tenía un contrato en exclusiva con la casa Columbia, creo que era entonces. Y si me he beneficiado o no, pues no lo sé; creo que ni lo uno ni lo otro.
¿Usted, en su discografía, tiene bastantes zambras y demás cosas por el estilo, ¿por qué estas grabaciones?
Eso son cosas de la época; también hoy se cantan cosas que le gustan al público y que el público pide y claro, esos cantes hay que hacerlos; y lo mismo que yo, los hacían otros muchos.
¿Pero esto no le parece pura comercialidad?
Bueno, yo no lo sé. En relación con eso de la comercialidad en el cante, se hizo en aquella época y también se hace ahora. Entonces al público le gustaban las milongas, las guajiras, las colombianas... y hoy no se hacen esas cosas, pero se hacen otras cosas, como esas canciones que también son muy bonitas... eso varía con el tiempo, pero siempre se hacen cosas de esta índole.
¿Lo que no me negará usted, atenta a la pureza del cante y amenaza?..
Mira, puede que sí, puede que afecte a la mayoría, pero siempre queda el buen cante al final: Lo que pasa es que, como entonces, aquello de las milongas pasó, y volvió el cante serio. Esto de hoy pasará y volverá el cante serio, porque el cante siempre queda. Y te digo esto porque esta serie de cosas las he visto muchas veces en mis setenta y tres años. El cante siempre queda, el cante no se acaba nunca.
¿A usted se le puede considerar como un excelente intérprete de los cantes de Levante. Por cierto, qué relaciones tiene usted con Granada?.
Mi mujer es granaína, hija del guitarrista Manuel Amaya, y era bailaora y con el mismo nombre que la más grande: Carmen Amaya. A esa, a la más grande, la conocí en Barcelona de pequeñita, con cinco años, y ya bailaba como la que era, como un genio. Yo tengo una foto con ella de esa época.  Por lo que dices de los cantes de Levante, no los canto porque sean de mi tierra, sino porque también son cantes muy buenos.
¿De quién aprendió sus cantes?
Yo escuchaba a todos los artistas que pasaban por Barcelona; pero lo cierto, allí no aprendí mucho. Aprendí más en Sevilla y en otros sitios alternando con grandes y magníficos cantaores, como Vallejo, Marchena, Manuel Torre... En fin, he escuchado a muchos y he tenido mucha afición. Nada más.
¿Escuchó a Chacón?
Personalmente, no. Lo conocí, eso sí. Bueno, lo escuché en el Villa Rosa, él estaba en una habitación con unos señores y yo me acerqué un poco a la puerta y le oí un poco. A quien sí he escuchado y he cantado con él es Manuel Torre.
¿Háblenos un poco de Manuel?.
Hemos trabajado varias veces juntos. Una vez lo llamó Vallejo y se vino a Madrid, vino «doblao», estaba muy mal de la voz. Actuamos en Madrid y él no pudo trabajar. Después salimos para Valencia y él no estaba bien; aparecimos en dos o tres sitios y él no estaba bien. Llegamos a Valencia y claro, éste no era el público para Manuel Torre en aquella época. Total, que Manuel le dijo a Vallejo: «yo me voy a Sevilla porque en estas condiciones no puedo trabajar». Vallejo le dijo que sí, que se fuera, que ya lo llamaría otra vez y lo llamó más tarde para Málaga, y en Málaga es donde mejor he oído cantar a Manuel, porque vino muy bien de la voz y, además, tenía una tranquilidad enorme ante el público. Recuerdo que llegó al teatro Vital Aza, de Málaga -un teatro que no existe hace mil años-, que era donde trabajábamos. Yo estaba en un cuarto con Vallejo y otro cantaor que no recuerdo ahora, y llegó Manuel. «Buenas noches». -«Buenas noches». Y le dice Vallejo: «Anda, pasa, tómate una copa» teníamos una botella de vino, porque antes de salir siempre tomábamos unas copas por eso de que al salir y él le respondió: «¿Eso pá qué es?» y Vallejo, ya frito,  le dice: «Pá que va a ser, pues pá que salgas a cantar». Pero él nos miró y no quiso tomar nada, se fue al escenario a escuchar a los que salían a actuar, hasta que le tocó cantar. Entonces se quitó el sombrero, se dejó el bastón y salió al escenario... con qué fuerza, con qué serenidad, ¡cómo cantó! Yo lo escuché cantar muchas veces bien, pero esa fue mejor que ninguna, ¡cómo cantó!
¿Vallejo era un poco arisco, ¿no?
Qué va, Vallejo no era bronco, lo que pasa es que era muy serio y formal, cuando había que salir al escenario, no permitía ninguna broma. Le tenía mucho respeto al público porque tenía un nombre y tenía que responder.
¿Es cierto que cuando Vallejo empezó llegó a desbancar a Chacón?
Qué va! Eso son tonterías de la gente. Chacón era un cantaor grandioso y nadie podía desbancarlo. Lo que pasa es que Vallejo era joven y claro, tenía su cosa y su personalidad, pero de eso a desbancar a Chacón, qué va. ¡Qué barbaridades y qué tonterías dice la gente!
¿Juan, con los años que usted tiene puede comparar el cante de antes y el de hoy, ¿qué época ha sido mejor?
Hombre, ésta también es buena. Lo que pasa es que a mí me gustaba más unos años atrás. Al final de los cincuenta empezó a existir más afición y se escuchaban mejor los cantes. También se comenzó a cantar en los tablaos; en fin, que había más afición.  Se puede tener la voz más bonita, pero mira, las cosas que hay hechas en el flamenco antiguo, en el cante, son difíciles de mejorar. Se puede variar un poquito y que te salga en esos momentos; se puede hacer algo personal, pero superar lo que ya está hecho, eso es muy difícil.
¿Respecto a los toques de antes y ahora, ¿qué opinión tiene? ¿No existe, por parte de algunos tocaores, demasiado protagonismo?
La guitarra siempre va ganando, siempre va a más. Antes había unos tocaores grandiosos como el Niño Ricardo, Melchor de Marchena, Ramón Montoya, Javier Molina, Manolo de Huelva... y hoy también hay buenos. Cada día salen chicos que hacen barbaridades con la guitarra; los de ahora también son unos fenómenos. Eso que dices del protagonismo de algunos es según: hay unos que lo hacen y otros que no. Pero no creo que molesten al cantaor; claro que los que saben. A mí me gustan las dos escuelas guitarrísticas, aquella y la de ahora. En mi época había muy buenos tocaores y también los hay en esta.
¿Juan, a lo largo de la entrevista he podido observar que usted es hombre de pocas palabras?.
-¡Bueno! Sí, es cierto. Pero hoy me habéis hecho hablar más que en toda mi vida.

 


Entrevista publicada en CANDIL nº 20, marzo-abril 1982, como todas las fotografías perteneciente a la revista CANDIL

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